En el último curso de cata que realicé quedé enamorada de un vino muy especial.
Es, probablemente, el más famoso de entre todos los vinos húngaros: el TOKAY
Este vino toma su nombre de la ciudad del mismo nombre y de una montaña situada en el nordeste del país; asímismo, la palabra también forma parte de la denominación de la zona de cultivo Tokay-Hegyalja (en húngaro, “al pie del monte Tokay”).
Los ríos Bodrog y Tisza dominan la llanura y cran unas condiciones climáticas específicas en las que las variedades de uva (furmint, hárselevelü y muscat lunel) concentran su contenido en azúcar en otoño, ya sea gracias a la formación de la Botrytis cinerea o bien dejando secar las uvas en la cepa.
La Botritis es un hongo que produce podredumbres en la base de los tallos, en brotes, en hojas, en flores y en frutos.
De forma habitual es una infección no deseada en los viñedos, pero para este tipo de vinos es precisamente uno de los factores fundamentales para conseguir sus características dulces; un vino particular donde los haya.
La cantidad de puttonyos es decisiva para obtener diferentes grados de dulzor: cuantos más se echen al mosto fresco, más dulce será el vino. Las etiquetas de las botellas indican el grado de dulzor:
3 puttonyos corresponden a un residuo azucarado de 60-90 g/L
4 puttonyos 90-120 g/L
5 puttonyos 120-150 g/L
6 puttonyos mínmo de 150 g/L
La degustación de un gran tokay de cosecha sigue siendo una experiencia realmente inolvidable.
Si tenéis oportunidad de catar o beber un Tokay aprovechadla, hay links donde los podéis conseguir como en este enlace.
No olvidéis invitarme… ya que sólo me queda el tapón de aquel dulce encuentro…
Muchos y dulces mimos!!!
Referencias:
Dominé, André. El Vino. h.f.ullman, 2008 pag-700-703
http://urbinavinos.blogspot.com.es/2011/09/deteccion-rapida-de-botrytis-cinera-en.html